El hipoclorito de sodio es un principio activo de la lejía. Es muy oxidante por lo que no solo es un buen eliminador de manchas sino también desinfectante. Por el contrario, puede dañar la ropa. Se recomienda su uso con guantes.
Se trata de un compuesto que puede utilizarse para desinfectar el agua o, a una mayor escala, para purificar superficies, eliminar olores o como blanqueamiento. Se descubrió en 1785 por el francés Berthollet, que creó productos blanqueantes a través del hipoclorito de sodio.
En un primer momento se utilizó para blanquear algodón, aunque sus múltiples beneficios se extendieron con el tiempo. Esta solución clara y acuosa posee un color amarillento y un olor muy característico. Los productos de uso doméstico que se emplean como blanqueadores cuentan aproximadamente con un 5% de hipoclorito de sodio. Al añadir mayor concentración, podría volverse corrosivo y quemar en contacto con la piel.
El hipoclorito de sodio se utiliza en pinturas, en la agricultura y en otros sectores como la industria química, de alimentación, industrias sintéticas, farmacéuticas o de disposición de residuos. En la industria textil se emplea como blanqueante, aunque también se añade a aguas residuales industriales para eliminar el olor, en piscinas para evitar la oxidación del agua y como agente desinfectante en viviendas.
Como desinfectante es igual de efectivo que el gas cloro. Ahora bien, es una sustancia peligrosa y al trabajar con ella es preciso tomar medidas de seguridad para evitar cualquier riesgo frente a los trabajadores y al medioambiente.