Un germen es un microorganismo capaz de dañar a un organismo vegetal o animal (al ser humano). Resulta difícil protegerse de ellos porque son microscópicos. Existen cuatro tipos de organismos denominados gérmenes: bacterias, virus, hongos y protozoos.
Una falta de limpieza favorece su proliferación. De hecho, lavarse las manos es una de las medidas más importantes que debemos adoptar en nuestra higiene diaria para evitar que causen enfermedades o infecciones.
Las bacterias son uno de los gérmenes más conocidos. Algunas de ellas son buenas y se encuentran en el interior de nuestro organismo, como sucede en el caso del sistema digestivo. Incluso pueden emplearse para fabricar vacunas y medicamentos. Ahora bien, también pueden acarrear problemas en forma de infecciones o caries, siendo los antibióticos uno de los tratamientos más utilizados para tratarlas.
Los protozoos son organismos unicelulares como las bacterias y suelen provocar enfermedades e infecciones intestinales a través del agua contaminada.
Los virus, por su parte, deben vivir en el organismo de una persona para sobrevivir. Una vez se introducen en su interior, se desarrollan con bastante rapidez, haciéndonos enfermar. Los virus pueden provocar enfermedades de escasa importancia como los resfriados o la gripe, o causar enfermedades más graves como el SIDA o la viruela. En este caso, los antibióticos no son efectivos y en su lugar se utilizan agentes antivirales.
En cuanto a los hongos, otro germen conocido, son organismos multicelulares que obtienen los nutrientes que necesitan de las plantas, los animales y los alimentos, proliferando en entornos húmedos y cálidos. Muchas de las infecciones que provoca no conllevan ningún peligro para las personas, salvo que tengan un sistema inmunitario débil.