Frotar es pasar una cosa sobre otra con fuerza y muchas veces. Esto se realiza habitualmente para sacar elementos incrustados en las superficies y es un concepto muy utilizado en la limpieza. Cuando algo tiene suciedad muy arraigada se debe frotar enérgicamente con un paño o estropajo hasta que esta se elimine por completo, resulta un método de lo más cotidiano.
Una de las acciones clásicas en este sentido es la referida a la limpieza de las prendas de ropa. Aunque en la actualidad prácticamente todos los hogares disponen de una lavadora que hace la función principal de limpieza, lo cierto es que todavía se lavan a mano las manchas complicadas o la ropa más delicada. En ese momento se frota la ropa con ayuda de un producto específico de limpieza para ayudar a eliminar las manchas de grasa, de tinta, de comida o de sudor. También se frota la ropa con jabón en las pilas de lavar, aunque este método ya ha quedado bastante obsoleto.
A la hora de retirar la suciedad de las esquinas o los suelos también se realiza a menudo el gesto de frotar. Esto se hace con un paño y algún producto de limpieza, se frota la superficie para retirar aquello que resulta difícil de retirar con métodos más superficiales. En espacios como las cocinas o los cuartos de año puede resultar muy común por el tipo de vida que realiza en ellos y la suciedad que se puede quedar más arraigada gracias a las condiciones de humedad o el uso de productos grasos.