Esterilizar es destruir por completo aquellos gérmenes que pueden producir una infección. Este concepto también se refiere a que una persona, animal o terreno se quede estéril y resulte incapacitado para la reproducción.
Este método se utiliza en labores de higiene cotidianas como la esterilización de utensilios de cocina, de superficies o productos de uso íntimo. La finalidad más habitual es la de proporcionar una mayor seguridad en el uso de los objetos esterilizados y limitar la posibilidad de contraer una infección.
La esterilización se aplica a menudo para la higiene de los bebés, aún muy sensibles al entorno. Es común esterilizar los biberones para evitar problemas de salud y asegurar la limpieza de los mismos. Para esto se utiliza un método muy sencillo a base de agua hirviendo que mata los gérmenes por su alta temperatura o se aplican herramientas para esterilizar que se encuentran a la venta en el mercado ideadas para este fin concreto.
En la cocina también se suelen esterilizar los tarros de cristal que se van a utilizar para elaborar conservas caseras. Esto se hace para poder reutilizarlos sin riesgos, una forma de descontaminar estos utensilios que van a albergar los alimentos. Esto también se puede hacer muy fácilmente con agua hirviendo, introduciendo los tarros y sus complementos en una olla y bien cubiertos por el agua.
Los utensilios que se van a utilizar para las preparaciones también se pueden esterilizar de forma sencilla en la cocina, basta con dejarlos en agua caliente durante unos 15 minutos.