El agente complejante es aquel que tiene la capacidad de unirse a otras sustancias. Mediante esta unión se forma un complejo que normalmente es mucho más soluble. La capacidad de ciertos productos para crear estos vínculos es muy útil para atacar metales o compuestos de difícil disolución, de hecho, uno de los más comunes es el ácido clorhídrico (HCl).
En algunas operaciones de limpieza profundas puede ser necesaria la eliminación de sales metálicas. Esto sucede en materiales que presentan cierto grado de corrosión y puede ser realmente complicado de eliminar por completo, especialmente si se busca conservar el producto o mueble y evitar causar daños mayores. Para acabar con este problema se puede acudir a los agentes complejantes. Este es el uso más popular de este tipo de productos.
Cuando se abordan estos efectos en el ámbito natural se alude normalmente a los agentes quelantes. Estos son, por ejemplo, la clorofila, el glutatión, varias enzimas y vitaminas. Los quelatos son complejos formados por la unión de un metal y un compuesto que contiene dos o más ligandos potenciales. Un quelante es, en definitiva, un ligando polidentado que se coordina a un ion central por dos o más átomos dativos. La formación de los mencionados quelatos polidentados da por resultado un compuesto mucho más estable que cuando el metal se une solamente con un átomo ligante.
Los agentes complejantes se pueden encontrar en el mercado para combatir los problemas o suciedad arraigada en ciertos metales. Son productos muy fuertes que deben ser siempre utilizados correctamente y para su fin, evitando aplicarlos en otro tipo de superficies.