En los hogares, la cal se presenta como un residuo duro y blanquecino que aparece por evaporación del agua, y si su acumulación es excesiva puede obstruir grifos y cañerías.
La mayoría de los productos alcalinos que se producen van destinados a mejorar la calidad del agua, bien remineralizando en aguas demasiado blandas (aguas ácidas con ph bajo), o descarbonatando las aguas demasiado duras (aguas con ph muy elevado). Sus características consiguen efectividad al permitir ablandar, purificar, eliminar su turbulencia e impurezas, neutralizar la acidez del agua, y a un coste bajo.
Gracias a su aspecto desinfectante y purificante, la cal permite obtener y mantener un ph estable para reducir virus y bacterias.
La mayor o menor dureza del agua se mide en grados, estableciéndose unos parámetros que oscilan entre menos de 15 en aguas blandas y más de 25 en aguas muy duras.
En regiones de aguas duras, a pesar de los tratamientos, se produce una mayor concentración y formación de cal. Esto se hace molesto en los hogares, ya que se crea progresivamente una superficie áspera y blanquecina en azulejos, grifos o mamparas, siendo difíciles de eliminar.
Existen productos específicos, en droguerías, supermercados y grandes superficies comerciales, que son anti calcáreos. Desincrustan la cal acumulada y abrillantan para eliminar impurezas y desinfectar contra la aparición de bacterias, mohos o virus. Por su formulación de polímeros, además, repelen, retrasan y evitan la acumulación de los depósitos de cal.
El uso de estos productos debe realizarse tomando las medidas de seguridad que el fabricante recomiende en su etiquetado.