El aseo es el acto de lavarse o de limpiar cualquier espacio, objeto o superficie. Una limpieza que puede realizarse bien mediante el baño o ducha en el caso el aseo personal, o a través de una serie de tareas de limpieza que consigan ofrecer una higiene y desinfección total.
El aseo personal es fundamental para mantener un buen estado de higiene y salud y ser uno de los gestos básicos para evitar el contagio de enfermedades. De hecho, en nuestras viviendas contamos con un espacio especialmente dedicado a nuestra higiene, el cuarto de baño o aseo.
Una práctica de higiene y salud que es extensible a nuestros hogares y cualquier espacio público y privado. El aseo o limpieza de nuestra vivienda conlleva una serie de tareas que nos facilitan tanto una higiene en profundidad como el mantenimiento de esas limpiezas integrales.
El aseo diario tiene como principales labores ventilar la casa, hacer las camas, lavar los platos, limpiar el cuarto de baño, barrer y fregar los suelos, limpiar los electrodomésticos, especialmente las neveras, pasar la aspiradora, tirar la basura, limpiar el polvo y recoger ropa y todos los objetos que encontremos fuera de su sitio.
A este aseo cotidiano será preciso sumar tareas de aseo más intensas y que realizaremos ya una vez a la semana o según el nivel de polvo y suciedad que observemos. Así, es básico limpiar los cristales de las ventanas, los vierteaguas, las persianas, espejos, pasar la aspiradora por colchones y cortinones, hacer la colada y organizar los armarios y cajones.