Es un componente químico que inhibe las funciones de las paredes celulares de los microorganismos que destruye. Por eso es un principio activo utilizado en la fabricación de desinfectantes sin lejía.
Básicamente se trata de un derivado del amoníaco, cuya composición se forma al mezclar la fórmula química del amoníaco (nitrógeno e hidrógeno 3) con agua, dando lugar al hidróxido de amonio, en cuya composición se encuentra el amonio cuaternario.
Al ser un desinfectante efectivo que actúa sobre bacterias, hongos, virus, esporas o levaduras, se utiliza bastante en la industria alimentaria. Cuenta con un PH básico, una sustancia alcalina menos dañina que el PH ácido de otros desinfectantes.
Funciona de manera similar a la lavandina, en cuanto a que se fija en la superficie de los microorganismos, dejando inactivas sus membranas. Se puede utilizar sin ningún problema en el sector de la salud humana o animal, siempre y cuando la concentraciones no superen el 1,5%. Con cantidades tan bajas como esas, no es tóxico y no produce ninguna reacción adversa en contacto con los ojos o la piel.
El amonio cuaternario es muy utilizado en la desinfección de centros médicos, edificios o laboratorios de investigación animal, incluso es empleado como ingrediente en ciertos productos cosméticos. Y es que sus propiedades antimicrobianas aportan múltiples soluciones (bactericidas, viricidas y fungicidas) y es menos dañino para la salud y para el medioambiente que otros desinfectantes habituales.