Como protegernos frente al virus

como protegernos del virus

Después de un año y gracias a la investigación, hoy sabemos mucho más sobre cómo se comporta nuestro “enemigo” el coronavirus SARS-CoV-2 y hemos podido desarrollar más estrategias basadas en la evidencia científica para protegernos frente a él.

En “primero de pandemia”, allá por marzo de 2020, todo lo que estaba sucediendo en torno al virus nos era desconocido. Teníamos miedo. Los guantes de látex eran un oscuro objeto de deseo, un complemento más a la hora de salir a la calle. Invertimos mucho tiempo en desinfectar la compra del supermercado dejando reluciente hasta el último milímetro de los cartones de leche y de las latas de atún. Improvisamos “estaciones de limpieza” en la entrada a nuestras viviendas. También empezamos a desinfectarnos las manos con gel hidroalcohólico compulsivamente, hasta que se nos “despellejaron”.

¿Qué hemos aprendido sobre el coronavirus?

Con el tiempo hemos sabido que el virus se transmite principalmente por el aire y esto nos ha llevado a establecer y reforzar diversas medidas de seguridad relacionadas con los aerosoles. Ahora usamos mascarillas bien ajustadas, guardamos la distancia física, evitamos los espacios abarrotados de gente (especialmente en interiores) y… ¡ventilamos! Aunque al principio apenas dábamos importancia a la ventilación, ahora sabemos que es fundamental.

¿Significa esto que ahora podemos olvidarnos de lavarnos las manos o de limpiar las superficies? En absoluto. Al igual que ocurre en otras muchas enfermedades infecciosas, no se descarta que el virus se transmita a partir de fómites, es decir, de superficies contaminadas. Por ello sigue siendo importante mantener ciertas medidas de higiene. Por supuesto que no se trata de llevar estas medidas al extremo ni de “vivir para para limpiar”, pero tampoco de dar carpetazo al capítulo de la higiene. Sería dar un paso atrás en la historia.

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“Con el tiempo hemos sabido que el virus se transmite principalmente por el aire y esto nos ha llevado a establecer y reforzar diversas medidas de seguridad relacionadas con los aerosoles”.

Pasteur y Lister: los “padres” de la higiene moderna

Aunque cueste creerlo, hasta el siglo XIX la limpieza y desinfección en el entorno hospitalario, incluidos los quirófanos, dejaba mucho que desear. Todo cambió a partir de 1864 gracias a un científico llamado Louis Pasteur. En este año Pasteur impartió una controvertida conferencia donde explicó la importancia del lavado de manos con un doloroso ejemplo: si el médico que atendía los partos no se lavaba las manos previamente, existía la posibilidad de que transmitiera microorganismos potencialmente mortales al feto y a la madre. El mensaje no gozó de muy buena acogida entre algunos médicos, ya que sintieron que, de alguna manera, Pasteur les estaba responsabilizando de las muertes de sus pacientes.

Sin embargo, el mensaje caló. Estas enseñanzas fueron recogidas por el cirujano Joseph Lister, que, como estáis imaginando, dio nombre a un popular antiséptico aún utilizado hoy para la higiene bucal. Lister publicó en The Lancet (sí, la misma revista científica donde ahora se publican los avances sobre el coronavirus) un artículo en el que exponía dos conceptos rompedores. En primer lugar, hablaba de que la infección en las heridas tenía su origen en las bacterias. Y, en segundo lugar, proponía un antiséptico para luchar contra ellas. Según Lister, este antiséptico no solo debía aplicarse en las heridas, sino que también era necesario emplearlo para limpiar el material instrumental y las manos de los propios cirujanos.

Aunque parezca increíble, algo tan sencillo que hoy puede parecernos “de cajón”, en aquel momento supuso un avance espectacular y todo un punto de inflexión. Gracias a Lister, algunas intervenciones quirúrgicas que hasta entonces se practicaban con mucho miedo debido al riesgo de infección y a la cantidad de muertes que acarreaban, empezaron a realizarse de manera rutinaria.

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"Gracias a Lister, algunas intervenciones quirúrgicas que hasta entonces se practicaban con mucho miedo debido al riesgo de infección y a la cantidad de muertes que acarreaban, empezaron a realizarse de manera rutinaria".

Desinfección en tiempos de coronavirus

Tras estas pequeñas “historias de la historia” protagonizadas por Pasteur y Lister, volvamos a 2021 y pongámonos de nuevo en pandémica situación. Si hablamos de higiene… ¿cuál es la mejor manera para combatir el virus?

Según los Centros para el Control y Prevención de la Enfermedad (CDC) de Estados Unidos, en la mayoría de las situaciones cotidianas se puede reducir el riesgo de manera suficiente limpiando las superficies con jabón o detergente. Además de limpiar, sí se recomienda la desinfección del hogar o de los espacios comunitarios si una persona está enferma o si se ha recibido la visita de una persona positiva con COVID-19 en las últimas 24 horas. En este caso lo ideal es emplear desinfectantes que se incluyan en el listado de productos virucidas autorizados en España por el Ministerio de Sanidad.

No olvidemos que, adicionalmente, el riesgo de transmisión a partir de superficies se puede reducir si usamos la mascarilla de forma adecuada y si nos lavamos las manos con agua y jabón. En caso de no poder usar agua y jabón, que es lo más recomendable y respetuoso desde el punto de vista dermatológico, recurriremos a los geles hidroalcohólicos. ¿Vale cualquiera? ¡Cuidado con esto! Al igual que hemos comentado que para elegir al desinfectante de superficies más adecuado podemos consultar en el listado de virucidas del Ministerio de Sanidad, no olvidemos consultar cuáles son los geles hidroalcohólicos más adecuados en el listado de antisépticos para piel sana.

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“El riesgo de transmisión a partir de superficies se puede reducir si usamos la mascarilla de forma adecuada y si nos lavamos las manos con agua y jabón”.