Accidentes en casa: cómo prevenirlos

Accidentes en casa: cómo prevenirlos

Por mucho que intentemos proteger a nuestros hijos de los posibles peligros que puede haber en el hogar, nunca es suficiente. La curiosidad de los pequeños por descubrir cosas nuevas supera a veces nuestro afán protector llevándonos algún que otro susto.

Vamos a repasar los accidentes más habituales de los niños en el hogar y cómo prevenir en cada caso:

Bebés

Mientras los niños son bebés y no caminan, la cosa está medianamente controlada. Los accidentes que ocurren en esa etapa son más descuidos de los cuidadores que otra cosa. Un biberón más caliente de lo normal o el agua del baño a más temperatura de lo deseable son de los sustos más frecuentes. Para evitarlos es recomendable siempre dejar caer una gotita del biberón sobre la mano para comprobar la temperatura. En cuanto al agua del baño, lo más fiable es usar un termómetro y comprobar que el agua está entre 36º/37º. Si no tienes, nada mejor que meter el codo en la bañera antes de introducir al bebé. Será tu termómetro para que el bebé, ni pase frío ni se queme.

Otros de los accidentes más frecuentes son las caídas desde la cama o el cambiador. Cuando dejes a tu pequeño sobre ese tipo de superficies, siempre coloca tu mano encima. En un pequeño descuido se puede caer y llevarse un buen golpe.

Accidentes en casa: cómo prevenirlos

Alrededor del año

Empiezan a ponerse de pie, a dar sus primeros pasos, a coger todo lo que está a su alcance y a llevarse todo a la boca. ¡Mil ojos, por favor! A la hora del baño, cuidado con los resbalones en la bañera. Puedes usar pegatinas antideslizantes y protectores para la grifería. Y a la hora de comenzar con la alimentación complementaria hay que evitar los atragantamientos. Cuidado con las puertas abiertas. Una manita puesta en el marco de una puerta, un golpe de aire y ya tenemos el traumatismo.

Ahora en adelante hay que evitar que jueguen con bolsas de plástico o piezas especialmente pequeñas que puedan provocar la asfixiar si las ingieren.

A partir de los 2 años

La curiosidad aumenta con la llamada coloquialmente aDOSlescencia. Empiezan a ser autónomos y esa autonomía nos puede traer más que un disgusto. Los productos de limpieza y medicamentos a buen recaudo y nunca a su alcance, y los enchufes con protectores, en la medida de lo posible. Mucha atención con las alturas. Ya son capaces de subirse a una mesa, a una silla o al respaldo de un sofá, pero luego no saben bajar y ahí vienen los traumatismos. Y mucho cuidado con las frutas con hueso mediano (como puede ser un albaricoque) que puede haber riesgo de aspiración.

Accidentes en casa: cómo prevenirlos

A partir de los 2 años, ya son capaces de subirse a una mesa, a una silla o al respaldo de un sofá, pero luego no saben bajar y ahí vienen los traumatismos.

A partir de los 5 años

Niños pequeños, problemas pequeños. niños mayores, problemas mayores. Llegan a sus vidas otros elementos que entrañan peligro como las bicicletas, los patines o simplemente el juego libre. También comienza la curiosidad de ayudar en la cocina, con lo que ello conlleva: cuchillos, fuego, horno, líquidos calientes… Todas las actividades que se realizan en la cocina deben ser supervisadas por un adulto y antes de comenzar a explicar a los pequeños del peligro del mal uso de determinados aparatos o utensilios. Es el momento de advertir e informar de los posibles riesgos y consecuencias.

En definitiva, los niños en el juego, en el agua, en la cocina… siempre debe estar al cuidado de un adulto.

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